Yo también me sentía, así como tú. Déjame presentarme, mi nombre es Ligia Soto y hace 5 años que inicié esta aventura de emprender mientras trabajaba. Todo empezó porque en diciembre del 2,015, en la empresa donde trabajo eliminaron ciertas prestaciones, las cuales eran parte del paquete salarial y no habría marcha atrás para los siguientes años. En ese momento entendí que estaba haciendo mal las cosas. No importa el amor, dedicación, empeño, todos los sacrificios personales que uno haga por su trabajo, las decisiones finales que toma la compañía, no están basadas en las necesidades de sus colaboradores sino en la rentabilidad de los negocios.
Que no está mal, es lo correcto. Así es como tienen que funcionar las organizaciones. Pero para mí fue un momento de quiebre. Me puse a pensar que tenía 2 opciones, aceptarlo y no hacer nada en los siguientes años o hacer algo para compensar esa brecha económica que tendría cada fin de año.
Sin saber que todo se iba a poner cuesta arriba, seis meses después. En junio del 2,016, mi esposo se quedaría sin trabajo. Acortamos al máximo el presupuesto y en un año, mi sueldo pasó de ser el de la diversión familiar al sostén principal en mi hogar.
Al inicio de este desajuste económico, toda mi energía estaba orientada en ayudarle a mi esposo a encontrar trabajo y hasta que llegamos a un mes en donde no podíamos pagar el colegio de nuestros hijos; me di cuenta que me estaba enfocando en algo en donde el resultado no estaba 100% en mis manos.
Fue entonces, cuando decidí que tenía que ser yo, la que tenía que hacer algo diferente. Mi manera de pensar cambió rotundamente y que crees, los resultados también fueron 100% diferentes.
Así que si mi historia te es familiar y te estás preguntando hace un buen rato